El Hombre Guardado

Me deslizo por mi guardilla atrapado con una inquietud que me sopla en el pensamiento y no me permite controlar... voy y vengo desde la sólida mesa donde filtrean mis escritos hasta el espejo de mi infantil lavabo. Una y otra vez avanzo y vuelvo a regresar cabalgando en una frase que me devuelve la inocencia hasta la incertidumbre de la locura, pareja al sonido de algunas notas desnudas del Piano Perforador, en la más absoluta libertad, como la que me desprende el ciclolugar; traduciéndome en un acorde tridimensional hacia un ínfimo detalle perturbador; es decir, la grandeza de un maullido de deseo. A veces se convierte en tristeza placentera (si no se sabe agarrar), otras tantas en cambio... escribo con las manos en la frente, aturdido, recordando el pasado más hostil y furioso, el mismo que no me ofreció la pulpa, la nalga heroica de la creatividad. Me consumo ordenando el tiempo, siempre equivale a una brevedad, un teatro constante, el precipicio acantilado de la razón ambigua, la soledad. Cuando plasmo en el folio el romanticismo que me tortura, adelgazo una década, convirtiéndome en un infante soñador, un mutante de espacio lujoso; y es aquí cuando me esfuerzo en volver a rescatar el blanco del esfuerzo, una joven influencia, un inmenso y radiante porvenir, un color atento, desbocado. Más adelante, me desparramo en la cama y me adormezco como un cachorro, sin poder responder a tanto destello, sin saber nada, tal vez... el punto infinito del espectáculo hiperesperpéntico; y al devolver el Sol otro día se regeneran mecánicamente los aburridos espasmos cacharreros, la originalidad estéril que nos rodea con su musculatura sudorosa y frágil a la tercera vez, hasta la prisión de la mezquindad; y simplonamente, al comenzar, ya volvemos de capa caída; otro ciclo más a la hoguera. Sigues buscando y no encuentras nada, nada que se parezca a ti... un escalofrío íntimo, una palabra musical, una rica sustancia, la oportunidad de hablar solo, un lúdico y noble continente, una erecta expresión, una pausa bañada en un deleite ecléctico y personal...